La aplicación de modelos de dispersión de
contaminantes atmosféricos a nivel mundial, como herramienta de la gestión
ambiental, y específicamente como herramienta de la evaluación de impacto
ambiental, se encuentra limitada a lo exigido por la legislación ambiental
nacional e internacional. Los modelos matemáticos de calidad del aire son
herramientas matemáticas destinadas a simular los procesos físicos y químicos
que afectan a los contaminantes cuando se dispersan o reaccionan en la
atmósfera.
Se basan en datos meteorológicos,
topográficos, tasas de emisión de los contaminantes desde su origen y las
características físicas de la fuente. Los modelos de dispersión tienen como
objetivo fundamental caracterizar el movimiento de los contaminantes
atmosféricos primarios, que una vez emitidos ingresan directamente a la
atmósfera y en algunos casos, contaminantes secundarios que se forman como
resultado de reacciones complejas. Otro punto de importancia de los modelos
matemáticos para la gestión de la calidad del aire, es que en base a estos se
puede definir cómo contribuye una determinada fuente a los problemas de calidad
del aire, para establecer un diseño efectivo de estrategias que permitan
reducir sus emisiones contaminantes. En resumen, los modelos de dispersión son
una poderosa herramienta para la gestión de la calidad del aire, dado que
permiten evaluar el impacto de la operación de fuentes fijas individuales o
múltiples, así como predecir la efectividad de programas regulatorios. “Según
antecedentes de la Unión Europea (EEA, 1999), Estados Unidos (US EPA, 1986,
1987 y 2003a), Argentina (CNEAA, 1997) y el Banco Mundial (WBG, 1998), la
modelación es una herramienta necesaria para estimar los cambios en la calidad
del aire provocados por una o un conjunto de fuentes emisoras de contaminantes
atmosféricos” (Bustos Cristian, 2004). Algunos informes del Banco Mundial
manifiestan la necesidad de aplicar modelos de calidad del aire con propósitos
regulatorios, de difusión pública o de investigación y para ello proponen
criterios para su uso. Estos criterios guían a los usuarios durante la
aplicación de modelos con el objetivo de proveer bases comunes para estimar la
concentración de contaminantes en el aire. Con los crecientes problemas de
contaminación y el énfasis dado a las normas de calidad del aire a partir de la
década de 1970 en Estados Unidos y Europa y durante los últimos 10 años en los
países en vías de desarrollo, los modelos de dispersión están siendo
extensamente usados en evaluaciones de impacto ambiental, así como para apoyar
el establecimiento de requisitos específicos a las emisiones (Arregui, 2007)
El proceso de selección de modelos recomendados es muy riguroso, aunque lento, de tal forma que los modelos son sometidos a pruebas exhaustivas para verificar su capacidad de reproducir los procesos atmosféricos (evaluación frente a datos de experimentos de campo) y su validez frente a otros modelos (intercomparación con otros modelos).
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